domingo, 7 de octubre de 2012

CHEQUE A FECHA: YOSÍAS BUSTOS (GIMNASIA)

A Yosías Bustos le hubiera gustado ser dj o malabarista, pero su vida, a los 16 años, es la gimnasia. Se levanta a las 7 de la mañana, sale de Recoleta -donde vive junto a sus padres y sus dos hermanos, 19 y 23 años- y llega hasta el colegio El Alba de Macul. Allí está hasta la 1. Luego se dirige hasta el Centro de Alto Rendimiento (CAR), en Pedro de Valdivia con Grecia, en Ñuñoa, y permanece hasta pasadas las 8 de la tarde. En sus ratos libres sueña con representar a Chile en los Juegos Olímpicos. Cuando era pequeño, Yosías practicó karate, tal como se los había inculcado su padre, Orson Bustos -dueño de una fábrica de cecinas-, a él y a sus hermanos. Llegó a ser cinturón naranja. "Sin embargo, no era lo que más me gustaba. Iba al Estadio Italiano y veía a los gimnastas más grandes entrenar y alucinaba", cuenta. Durante 2006, el ex gimnasta nacional y compañero de equipo de Tomás González, Marcelo Meneses, llegó hasta el estadio en Las Condes para reclutar pupilos para el Club Olímpico de Santiago. Allí se topó con Yosías, de apenas 9 años, de anteojos, paliducho y delgado. "A Yosías siempre le vi condiciones para convertirse en un buen gimnasta, pero faltaba trabajo. Y ya son más de 6 años juntos, y aquí seguimos. Él tiene todo para estar dentro de los mejores", afirma Meneses. Yosías es un bromista. De cinco frases que pronuncia, tres terminan con su carcajada. "¿Quieres oír cómo suena mi rodilla?", pregunta, y luego voltea para asegurarse de que su entrenador no lo está mirando de lejos. "Me lesiono siempre, y me ha tocado competir en varias ocasiones así, adolorido", asegura. Cada lesión de Yosías ha repercutido en su puesto en el ranking de la federación -del segundo al cuarto lugar, durante este año-, o la imposibilidad de competir en búsqueda de una medalla o una preclasificación. "Prefiero que conozca el dolor y que lo asimile al momento de competir, así puede estar preparado para cualquier desafío que se le presente", comenta Meneses. Yosías tiene el apoyo del CAR y de la federación. Mucho tienen que ver su rigurosidad y sus horas entre los plásticos del gimnasio, sobre la barra -su mejor aparato, y con el que consiguió el tercer lugar en el Torneo Nacional de Gimnasia Artística de este año-, sorteando las anillas o repitiendo una y otra vez una pirueta. "La carrera del gimnasta es dura y cruel, por eso entendemos a veces los bajones en ellos", comenta Manuel Eriguren, director del CAR. "Me estoy preparando para los Juegos Odesur, para componer el equipo y conseguir una medalla", afirma Yosías. Su entrenador agrega que la proyección más cercana es quedar dentro de los ocho mejores, que obtenga una medalla a nivel sudamericano, y que el Instituto Nacional del Deporte le otorgue una beca, aunque para eso, saben, se requieren resultados en las competencias. Yosías está tranquilo. Le anima saber que algún día se convertirá en kinesiólogo: "Si no gano medalla en alguna olimpiada, me encargaré de que otros lo hagan".

POR: Pedro Bahamondes/El Mercurio

No hay comentarios:

Publicar un comentario