miércoles, 7 de marzo de 2012

ROBERTO ECHEVERRÍA BUSCARÁ LA MARCA OLÍMPICA EN PARIS



Las marcas requeridas para el maratón olímpico van desde las 2 horas 15 minutos (marca A) hasta las 2h 18 (B). Es el crono al que aspira Roberto Echeverría (36 años) en el Maratón de París, el 15 de abril, para poder inscribirse por segunda edición consecutiva en los Juegos Olímpicos.
"Estaba mentalizado para correr en Santiago, pero unos particulares me dan la posibilidad y los recursos para ir a Francia y lo hacen sin ningún interés. Se presentó esta opción y no la quiero desaprovechar", apunta Echeverría.
"Si los tres pilares -estado anímico, salud y buen entrenamiento- están bien, soy capaz de lograr el objetivo. No me quiero sobredimensionar. Por lo que me cuenta mi entrenador (Jorge Grosser), París no es absolutamente plano, pero tiene menos dificultad que Santiago, donde tenía que tirar el grupo. Allá no puedo correr al ritmo de los africanos, porque me reviento, eso lo sé, pero estoy trabajando para las 2h 15, lo que hice cuando clasifiqué a los Juegos la vez pasada. Quiero correr un maratón como en mis mejores tiempos", detalla.
Después de Beijing 2008, Echeverría sufrió muchos altibajos. "La salud no me acompañó, pero desde agosto del año pasado estoy entrenando muy bien. Me habían ofrecido por ahí 2.500 dólares para hacer de liebre, pero yo quiero cerrar mi segundo ciclo olímpico. Es una posibilidad única estar ahí. En Beijing hice un esfuerzo muy grande, logré quedar en el lugar 49 (cronometró 2h 23:54), pero nadie sabe que después estuve una semana orinando sangre, por el esfuerzo de los riñones".
El crédito de Cunco pretende completar el cuarto maratón de su vida ("en ese sentido tengo fuelle, no estoy sobreexplotado"), con 56 kilos, pero "más fuerte" muscularmente y pronostica correr a 2:13 el mil. El domingo competirá en la corrida de la Fuerza Aérea, a modo de control.
Además, otro maratonista chileno (Eugenio Galaz) buscará la marca olímpica en la maratón de Rotterdam, que se realizará el mismo 15 de abril.

POR: El Mercurio

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